Con casi siete kilómetros de longitud, el sendero es una aventura a través de una reserva de la Mata Atlántica. A lo largo del camino se encuentran visgos centenarios, algunos con más de 500 años de vida y más de 20 metros de altura.
En el camino, los guías también muestran otras especies de plantas e incluso frutas exóticas que se pueden degustar allí mismo, durante la caminata. Uno de los diferenciales es que los acompañantes viven en el asentamiento y conocen el bosque a detalle y, por eso, durante el recorrido cuentan leyendas e historias sobre el bosque, ideal para quienes gustan vivir la experiencia de los lugares que visitan.
El consejo imprescindible es llevar ropa ligera y fresca, calzado cerrado y cómodo y llevar al menos dos botellas de agua para hidratarse. Al finalizar la caminata aún es posible bañarse en un arroyo de agua que corta el asentamiento, finalizando magistralmente la tarde o mañana de caminata.
Mujeres de fibra
El punto de partida y llegada del Camino Visgueiro se encuentra en la sede de la Associação das Mulheres de Fibra, otro lugar encantador del pueblo. Buena parte de las mujeres de allí se ganan la vida con la artesanía de fibra de plátano.
Los artesanos cosechan la hoja del árbol frutal, la dejan secar al sol y elaboran hermosas piezas con bordados de filete como alfombras, bolsos, cestas y otros accesorios.